Aclaración. El texto que viene a continuación fue publicada el 03.09.2011 y ahora disponiendo de mas información, no me dan los tiempos para actualizarla.
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Estimados colegas, hoy es un día para recordar y voy a empezar uniendo dos fechas simbólicas:
02
09 1941 Día de la Industria Nacional en homenaje a un
contrabando de 1587. (*)
03 09 1991 Día de la destrucción de la Marina Mercante Nacional, Decreto 1772/91.-
El 03 de septiembre de 1991 el Secretario General de un Gremio Marítimo presentaba el Decreto 1772 y según sus palabras: redactado a pedido de los Armadores Argentinos.
Seguramente nuestra historia registra hechos más graves, pero éste nos tocó a nosotros en la parte más sensible de todo Marino Mercante, nos dejaron sin buques.
El día anterior fue el Día de la Industria Nacional, que reconoce a un “contrabando” marítimo como día para recordar a nuestra industria. Esto aconteció en 1587 y salvando las distancias podría decir que el Decreto 1772 se inscribe en el mismo derrotero de aquellos industriales / armadores (**).
El Decreto 1772 de 1991 era la frutilla del postre que el Presidente Menem daba a los Industriales y que los Armadores argentinos de aquella época, lo creían una tajada para ellos. Pero ellos no eran los destinatarios del “beneficio”.
Para visualizar el origen del día de la Industria al final de la nota está el link correspondiente. El mismo concepto sobre el origen ese día figura en un libro de Jorge Lanata.
Un dirigente de nuestro gremio (Maquinista) contó que el decreto también pasó por nuestro Centro. Según ese dirigente su acción fue atenuar lo desastroso del texto original.
Para la fecha del decreto (1991) los Armadores Privados tenían una flota menor y más antigua que la estatal y venían de una larga campaña de propaganda tratando de fagocitarse a ELMA, aquí el uso de la palabra “fagocitarse” es un subterfugio para no ser grosero. En realidad se lo estaban desguazando a zarpazos. Algunos viejos colegas tal vez recuerden al CEMARFLU, que fue durante la presidencia de Alfonsín el primer intento serio y público de repartirse a ELMA. Fracasaron a medias porque avanzaron sobre porcentajes de fletes importantes. En esos años ELMA tenía 52 barcos, el máximo número de buques operativos de su flota, y junto a las de YPF, STN (Transportes Navales) e YCF (Yacimientos Carboníferos Fiscales) tenían la mayor cantidad de buques, toneladas y con un promedio de edad menor a la flota privada.
Aquellos armadores privados pensaban que podían reemplazar esa poderosa flota estatal y quedarse con los fletes, pero no se daban cuenta que no tenían condiciones para competir con las grandes empresas navieras internacionales. Una cosa es el flete cautivo y tramposo y otra es la real competencia.
Pero esos Armadores no imaginaban que eran solo una pieza intermedia de los grandes Industriales, los grandes Importadores y los grandes Exportadores. Estos eran los destinatarios que usufructuarían el decreto.
Estos sectores no querían y no quieren la existencia de una Marina Mercante Nacional. Para ellos, todo se resume a ganancias y pérdidas y le da lo mismo un argentino, un asiático o un ex URSS, cuando más barato mejor. Quizás seamos caros, pero eso ocurre con un profesional calificado de cualquier parte del mundo.
Uno de los pocos que tenía la “justa” era el Presidente de la Cámara naviera de esa época, un viejo oficial de ELMA con larga experiencia laboral en Europa que se opuso a los delirios de sus colegas armadores y eso originó la fractura e inmediata desaparición de esa Cámara.
Entonces surge la Cámara Naviera con el Dr. Jorge Álvarez como Presidente. Quien a su vez fue el primer funcionario de Menem en el área marítima y sigue siendo una de las voces cantantes de nuestros días que Uds. pueden ver en muchas fotos con los dirigentes sindicales de aquellas épocas y que siguen siendo los mismos en la actualidad. En una Tesina para la Universidad de Belgrano de junio de 2003, dijo: “yo fui el autor intelectual y material del 1772, que escribí aquí en mi escritorio, hace 11 años…”
Estimados amigos marítimos, es bueno cada tanto recordar y discutir estas y otras etapas, analizarlo y también escribir aun con olvidos, errores y hasta ofensas, porque lo vivido también fue una ofensa.
Las jóvenes generaciones no lo vivieron, otras generaciones se formaron en esa década y ahora todos compartimos el mismo buque. Lo que nunca pensábamos que podía pasar, sucedió. Ya desapareció una Marina Mercante delante de nuestras narices, y justamente por eso nuestro empeño diario debe ser volver a recrear el marco legal y económico que facilite avanzar hacia una Marina Mercante Nacional como fue hace más de 20 años. Si lo hicimos podemos volver a hacerlo.
Eduardo Canon
(*) Link : Dia de la Industria
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